Esta mañana, como todos los miércoles decidí salir a dar una vueltecita. Y hoy llegó el turno de la sierra de Ascoy, una pedanía de mi ciudad Cieza.
Partí de Ascoy y comencé a ascender los pedregosos caminos de esta pequeña sierra, a cierta altura comencé a fotografiar las naves que iban desapareciendo...
Echando la vista hacia delante veo a lo lejos mi destino, aquellos pequeños molinos de viento se convertirán en gigantes a medida que vaya progresando en mi marcha.
Invernaderos de Ascoy.
Cada vez que finalizo un repechillo duro me paro unos segundos para coger una imagen y así tener la escusa perfecta para descansar...
Según he escuchado desde pequeño, en esta sierra se encontraron ammonites fosilizados. ¡Alucinante!
Una vez subo la cuesta más dura echo una foto hacia atras para motivarme un poco.
¡Vaya! Ya no son tan pequeños como antes.
Ahora el que se siente pequeño e insignificante soy yo. Pero mi objetivo no es llegar hasta aquí, quiero llegar hasta el último molino que se ve al fondo.
Poco a poco lo voy alcanzando y fotografío las vistas.
¡Parece un mapa topológico!
Impresiona bastante esta foto.
Otra mas.
La pila...
A estas alturas ya llegué hasta el putno más lejano desde mi partida ... el último molino de la Sierra de Ascoy, aquí os dejo unas cuantas fotos.
Sancho... Quijote.
Quijte... Sancho.
Fotografía a los pies del molino mas lejano.
Esta es mi favorita...
Al comenzar el descenso me detuve para fotografiar unas cuantas plantas que rara vez he visto... al parecer sólamente crecen en este agreste entorno.
Junto a esta planta había un ejercito de abejas custodiándola, me sorprendí tanto de verlas como ellas a mi. Casi me voy con un picazo de regalo de estas lides.
Es curioso ver como la belleza y la fragilidad de una flor llega a germinar en las condiciones mas adversas.
Tras detenerme un rato contemplando la flora de estos lugares proseguí mi camino.
Y caminico recto seguí hasta llegar de nuevo a Ascoy. Espero que os haya gustado y ... ¡Hasta la próxima!
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