domingo, 20 de mayo de 2012

Viaje al Castillo de Cieza

     Este Sábado fuí con mi novia Piedad a hacer unos kilómetros, la semana anterior decidí experimentar sensaciones un poco mas crazys porque iba solo. Pero esta semana quería disfrutar de la compañía y del camino, por lo que decidimos hacer un camino algo mas tranquilo. Al castillo de Cieza.
     Partimos del puente de hierro como casi siempre. Y siguiendo el cauce del río a trote fijo esperábamos encontrarnos con el ascenso al camino del moro, esta foto muestra la vista de nuestro objetivo casi alcanzados los 3 kilómetros de carrera.
     Me gusta mucho este hito, te indica que vas a sufrir un poco jajaja.
     Subido el moro una foto para ver la última cuestecita hasta la finalización de éste.
     No solo fotografío la parte de atrás, en ambos flancos del camino parece que nos encontramos en un bosque que podría pertenecer a una película de Robin Hood perfectamente. En este caso las hordas del calor son quienes amenazan con tendernos una emboscada.
     Vista del castillo desde la finalización de la cuesta del moro.
     Pasamos el cruce de los cuatro caminos y llegamos hasta la cruz. Esta vista es hacia el pico de la Atalaya que ascendí la semana pasada.
     Desde el mismo punto se puede ver el santuario o lo que yo llamo "la cruz".
     Famosa redonda que hay que alcanzar, cuando llego aquí después de subir durante aproximadamente 12 minutos me doy unas vueltecitas para rebajar las pulsaciones y recobrar el aliento... ¡Soy frágil al ser humano!
     No lo explico.. ¡Lo muestro!
     Demostramos la existencia del chupacabras silvestre, nos libramos de su ataque porque probablemente se había merendado a otros excursionistas hacía relativamente poco.
     Y nos ponemos manos a la obra a ascender al castillo.
     Vista de la cruz y de la Atalaya desde la ascensión.
     Un poco más arriba...
     Ruinas de una fortaleza que en su día fue inexpugnable y un quebradero de cabeza para tropas cristianas.
     Una vez dentro de la fortaleza podemos apreciar aljibes, al fondo la vecina localidad de Abarán.
     Arriba del todo la única pared que se encuentra firme al paso de casi un milenio. Luchador viejo es, quebrado por no ceder, ante un viento cruel que le impide morir de pie.
     Una pequeña vista de uno de los desfiladeros.
     Mi ciudad fotografiada desde la fortaleza.
     Junto a la gran pared observo el pico de la Atalaya, donde al parecer se han conjurado las nubes.
     Si mal no recuerdo, una vez escuché que la fortaleza fue destruida por un rey cristiano tras la reconquista (que al parecer no se llevó a cabo mediante batalla sino por la retirada de los moriscos) para evitar rebeliones de éstos sólo se dejo una pared en pie con terribles consecuencias años después. Y es que hay que tener en cuenta que en esos tiempos, si a unos cuantos les daba por "aberroncharse" ahí, difícil lo tendría la guardia civil para desalojar el inmueble. Por favor si algún historiador puede aportar datos al respecto le estaría muy agradecido.
     Vista de la subida del moro desde la fortaleza.
     Mi tablero de ajedrez particular.
     Abarán al fondo...
     La pared goza de pinturas rupestres de neandertales en pleno siglo XXI. Se les llama "grafitis", no tengo nada en contra de los grafiteros, pero joder, hay lugares que hay que respetar.
     De crío oí historias acerca de un pasadizo secreto que conectaba la fortaleza con el cauce del río para resistir asedios.
     Había una serie de túneles que fotografié desde un bonito margen.
     El día que este blog cambie de nombre entraré en ellos ...
     Mientras tanto se llamará el explorador "de explorar superficies" no el espeleólogo.
     Cualquiera se mete ahí con esos desprendimientos ...
     Piedad y yo despedimos de este superviviente de los siglos que nos promete seguir en pie para asegurar el recuerdo de qué es lo que somos y de donde provienen nuestras raíces.
    Descendemos y llegamos al campamento base.

     Y este ha sido otro viaje más... esperando tener más historias para contar de esta rica y hermosa tierra, me despido. ¡Saludos!

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